El colegio de Bachilleres del Estado de Puebla (Cobaep) representa un verdadero polvorín para la SEP y para el gobierno del estado, el cual podría estallar tarde o temprano debido a que su titular, José Luis Nájera Muñoz, sigue cometiendo errores garrafales.

De entrada, mantiene intactos sus desenfrenados excesos.

Únicamente los pausó, pero no sabe que cuando haces las cosas mal en la administración pública las paredes observan, escuchan y, al final, todo se sabe.

De hecho, aquella versión del supuesto jaqueo a sus cuentas de redes sociales, cuando fueron exhibidos vídeos y fotografías de su vida personal, no fue más que una cortina de humo y una forma de esconder su turbio pasado.

Porque vaya que José Luis Nájera tiene mucha cola que le pisen.

Y de su vida personal mejor ni hablamos.

José Luis Nájera, por cierto, originario de la Ciudad de México (CDMX) se hizo parte del barbosismo por voluntad del propio exmandatario, quien necesitaba alguien que le ayudara en distintas actividades, desde algunos mandados, el manejo de su vehículo, entrega de mensajería, entre muchas otras cosas más.

Miguel Barbosa lo trajo al estado y se apoyó en el titular del Cobaep desde que coordinaba la Nueva Izquierda del PRD poblano.

Siempre fue su apoyo incluso físico, sobre todo cuando se empezó a deteriorar su salud por la diabetes.

A partir de ese momento, fue uno más de los muchachos que se ganó su confianza, junto con otros personajes como Eric Cotoñeto Carmona, exoperador barbosista, y quien también es originario de la CDMX.

Fue, desde que el exgobernador empezó a controlar el sol azteca, cuando sumó más y más colaboradores a su equipo de trabajo, siempre con la característica de que todos eran de un estrato social muy bajo.

Porque Barbosa confiaba más en la gente humilde, por lo que llenó el PRD de militantes de tierra y calle, sobre todo de entre los más pobres.

Los puso a prueba, les enseñó cómo moverse en la política y, todos, tuvieron su recompensa cuando Barbosa se hizo gobernador.

Por ello, cuando el barbosismo enfrentó en la calle al morenovallismo, muchas veces los pupilos de Morena y de la izquierda salieron airosos.

Sin embargo, el caso de Nájera Muñoz es muy especial porque él se ganó toda la confianza de Miguel, a tal grado de que empezó a manejar parte de los recursos económicos del exmandatario.

Esto le permitió a Nájera ascender a un mejor nivel de vida, pero, al mismo tiempo, a cometer muchos excesos, ya que empezó a “vivir la vida loca”.

Y de ello hay muchos testimonios, en fotografías y vídeos, que evidencian al director del Cobaep.

Por algo dicen que la línea entre un político y el escándalo es muy delgada cuando está de por medio su pasado.

Y así es.

El mejor ejemplo es José Luis Nájera, quien durante aquella campaña de 2018 se paseaba en un auto Camaro naranja deportivo, de súper lujo, equipado y con la mejor versión de motor de la empresa que lo distribuye.

Ya en ese momento, el muchacho provinciano que había llegado con Barbosa años atrás había desaparecido.

Pasó de ser el humilde colaborador a un muy influyente barbosista que pagaba cuentas de miles de pesos en los restaurantes, en los bares y en sus juergas con los amigos.

Lo mismo que les ocurrió a otros que sintieron que el poder del barbosismo les duraría para siempre.

Empero, hay un oscuro pasado que empieza a salir a la luz sobre la vida y obra de José Luis Nájera, el cual va a sacar chispas y, en una de esas, a cortar cabezas.

Y todo por los excesos.

¿Habrá olvidado Nájera que es un funcionario público recomendado, sin experiencia en materia educativa, y del que es muy endeble su permanencia en el cargo?

¿Estará consciente de que si en el Cobaep le estalla un nuevo escándalo su cabeza pende de un hilo?

¿Qué no medirá las consecuencias de sus actos?

Por cierto, dicen que ya empezó a tratar de hacer precampaña a favor de uno de los aspirantes al gobierno del estado en 2024.

¿De quién creen?

Ya les contaré…

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